Asamblea de apoyo a Bolivia

71 años después

Fecha: 29 Abr 2009
Nadie se percataba. Restablecimos relaciones menos de una década después de concluido el conflicto. En los últimos 20 años, ambos países, protagonizaron importantes acciones de acercamiento. Los ya ancianos combatientes de los dos países se confundieron en abrazos fraternos. Y sin embargo, la cuestión de límites no estaba resuelta. La frontera entre Paraguay y Bolivia no estaba trazada definitivamente, aunque la guerra por el Chaco terminó en 1935 y el tratado de paz se firmó en 1938.

Hoy, este 27 de abril de 2009, después de 71 años de acordada la paz y 74 años de concluido el conflicto, los países garantes, encabezados por Argentina, entregaron la delimitación definitiva: están puestos todos los hitos. La frontera que cruza ese desierto, que una vez fue la locura del sol y la demencia de la sed para los soldados, está trazada con precisión.

Evo Morales y Fernando Lugo, los presidentes de ambos países mediterráneos, el Acta de Límites definitivos que les entregó la presidenta Cristina Fernández en Buenos Aires. Hay muchos símbolos en este acto; tantos, que el canciller de un anterior gobierno boliviano, ha dicho: “hay un simbolismo alrededor de este tema, que es el sellar la amistad a futuro de dos países vecinos que en algún momento se enfrentaron pero que tuvieron la capacidad de resolver sus problemas pendientes.

Por supuesto, no es sólo esto. Es cierto que, la comisión de límites, conformada por Argentina, Chile, Brasil, Estados Unidos, Uruguay y Perú, tuvo un largo proceso de fijación de los hitos fronterizos. Pero también es real que no hubo gobiernos que se interesasen en pedir la conclusión de esa tarea. Pasaron dos generaciones para que ésta se cumpliera. Hubo que esperar a que, mandatarios surgidos de la efervescencia popular contra el sistema, asumieran la presidencia de ambas naciones, para llegar al final. Es también notable que, cuatro de los seis garantes de la paz, tuviesen un signo progresista para terminar esta labor.

Por último, es en el marco de la unidad regional, que ocurre este acontecimiento de resonancia internacional, aunque los medios noticiosos, ansiosos sólo del escándalo, le hayan dado un espacio sin importancia a la crónica de este hecho.

Más de 70 años después, podemos volver la vista hacia las arenas calcinantes del Chaco, para rendir tributo de respeto a los héroes que sacrificaron sus vidas en defensa de la soberanía nacional. El escritor Augusto Céspedes, en ese estremecedor relato de “El Pozo”, nos hace vivir la atroz angustia de los soldados que luchaban, no contra otros soldados, sino contra la inclemencia de ese desierto que los devoraba.

Asistimos también a esa terca defensa de Boquerón, la porfiada batalla de Alihuatá y Cañada Strongest y Kilómetro 7. En todos estos episodios, nos encontramos con esa gran interrogante: ¿cómo es que nos llevaron, a las dos naciones más pobres de Sudamérica, a desgastaron durante tres años en una guerra que pudo no ser?
Hoy día hemos saldado cuentas. Nuestros muertos nos enseñan el camino del entendimiento. Habrá que saludar la nobleza de nuestros presidentes Lugo y Morales.

Por Antonio Peredo Leigue