La revolución del ’52 le entregó a Bolivia una valiosa expresión intelectual. Almaraz, Zavaleta, Quiroga Santa Cruz, pese a que dos se formaron en círculos externos a la ideología predominante, nos dieron una extraordinaria visión de ese proceso con sus desventuras, pero también y más importante, con sus grandes avances. Su participación política no se restringió a la producción intelectual, sino que fueron actores de primera línea en las luchas populares de ese tiempo. No mencionamos a los ideólogos de aquella revolución, pues fueron anteriores a ésta. Tampoco a esa camada actora y relatora, que reflejaron las inquietudes de entonces.